Rascafria se encuentra enclavado en el Valle Alto del Lozoya, en la parte noroeste de la Comunidad de Madrid, en la Sierra de Guadarrama, en un paraje de gran belleza.
El origen del pueblo se remonta a la Edad Media. El Valle era un territorio libre que fue anexionado por el concejo de Segovia, con el beneplácito del rey, mediante el sistema de carta pueblas y ordenanzas. Estos documentos obligaban a todos los que adquirieran tierras en el Valle a construir una casa y a tener caballo propio.
En el siglo XIV se fundó la Cartuja de El Paular, a dos kilómetros de Rascafría, entre bosques de pinos y robles. A partir de la fundación de la Cartuja toda la historia del Valle y en especial la de Rascafría, estuvo vinculada a la historia del cenobio.
Tras la reestructuración provincial realizada en 1833, Rascafría pasó a formar parte de la provincia de Madrid. Entonces la economía seguía basándose en la ganadería, pero a final de siglo se había producido un cierto desarrollo industrial: había una fábrica de papel con 30 ó 40 operarios, una fábrica de vidrio, tres molinos harineros y varias serrerías, la más importante de éstas era la Sociedad Belga de los Pinares de El Paular, fundada en 1855. También en ese siglo se empezó a renovar la arquitectura local, al sustituirse algunos edificios agropecuarios tradicionales por nuevas construcciones de carácter más urbano.
A las actividades económicas tradicionales, ganadería y explotación maderera, se ha unido en los últimos años el turismo rural, que absorbe una parte muy importante del mercado de trabajo, tanto en verano, como en invierno, debido a la estación de esquí de Valdesquí.
Las principales rutas senderistas que existen por esa zona son:
- Cascadas del Purgatorio: desde el área recreativa de Las Presillas, cruzando el Puente del Perdón, no hay pérdida posible.
- Subida al puerto de Cotos: Esta ruta tiene cierto desnivel. Desde las presillas del Paular si se tuerce por una de los caminos que gira a la derecha despues de los merenderos que hay, hay un camino sin perdida que lleva hasta Cotos.
Este embalse es uno de los más espectaculares de la Comunidad de Madrid. Construido sobre la cuenca del Guadarrama, y alimentado por el río Aulencia, abastece de agua a gran parte de la provincia. Al igual que otros embalses, su llenado anegó numerosas construcciones, como la Cruz del Tercio.
En muchas ocasiones ha sido objeto de rumores acerca de la existencia en sus aguas de cocodrilos, sin embargo su presencia nunca ha sido demostrada.

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A un paso de la autovía Madrid - Barcelona, se encuentra este singular parque natural, cuyo recorrido se abre a través de senderos de tierra y hierba, que discurren en todo momento al lado de la corriente del río Dulce, y que a lo largo de los años ha formado espectaculares pasillos sobre la roca caliza. Al igual que pasa con unos pocos lugares singulares de las proximidades de Madrid, cuesta creer que exista tanta belleza a sólo un paso de la capital. Las estaciones del año más recomendables para visitar este parque natural son la Primavera y el Otoño.
Su recorrido pasa por algunos pequeños pueblos de Guadalajara como Jodra o Pelegrina, pero sin duda el pueblo más carismático de sus proximidades es Sigüenza, pueblo medieval, con castillo incluido, que durante la Edad Media tuvo un destacado papel defensivo. Sin embargo sus orígenes se remontan a la época romana, en la que ejerció un importante papel en las comunicaciones a través de la calzada de Henares. Hoy, prácticamente dedicada al turismo, destaca por su gastronomía y la belleza de sus calles. La miel de Sigüenza, con denominación de origen, es una de las más apreciadas de este país. Este pueblo ha dado un gran impulso en sus últimos tiempos a su gastronomía, aprovechando la gran riqueza de sus productos. No en vano Sigüenza ha sido elegida para albergar la sede del Instituto Español de Gastronomía.
También es recomendable la visita del Castillo de Pellegrina, en el pueblo del mismo nombre, y que es punto de paso en la ruta. Desde este pueblo tendremos vistas panorámicas a las buitreras y barrancos que ya plasmó en su momento Félix Rodriguez de la Fuente, en cuya memoria se erigió un mirador. A parte de los buitres, en los márgenes del río veremos abundante vegetación capitaneada por chopos, sauces, fresnos y arces poblando sus riberas, que adquieren espectaculares tonos amarillos y rojizos durante la estación otoñal.
En el extremo suroccidental de la Comunidad de Madrid se encuentra el Embalse de San Juan. A este pantano contribuyen los ríos Cofio y Alberche, y se accede a él a través de la célebre Carretera de los Pantanos.
Fue construido a mediados del siglo XX, y tiene puerto marítimo, cumpliendo una función recreativa, además de ser una fuente de energía y de abastecimiento de agua para la zona suroeste de Madrid.
Los inmensos pinares que contiene en sus márgenes son ideales para rutas senderistas, y constituyen las primeras estribaciones de la Sierra de Gredos.
En la zona llamada "La Virgen de la Nueva" se esconden dos elementos históricos que forman parte del legado histórico de San Martín de Valdeiglesias: la Ermita de la Virgen de la Nueva y un puente románico de cinco ojos. Ambos están actualmente anegados por las aguas pero son visibles en épocas en las que el nivel del agua está más bajo de lo normal.
Casla es un pequeño pueblo situado en el término municipal de Santo Tomé. En sus proximidades se encuentra uno de los mejores y más extensos sabinares que existen en las proximidades de Madrid.
Un paseo por este sabinar nos permitirá ver como los años han ido labrando los troncos de estos peculiares árboles hasta conseguir formas bastante sorprendentes.
La sabinas tienen una madera muy apreciada, debido a que las resinas que contiene la hacen bastante resistente a los insectos, lo que la hace muy apreciada para construir muebles, casas, etc.
Además de la ruta por sus sabinares, es especialmente recomendable visitar Casla. es especialmente destacable la Ermita de La Virgen de La Estrella, en homenaje a una aparición de la Virgen a un pastor en la Estepa.
Casla está situado en un sitio estratégico desde el punto de vista turístico, por estar cercano a las Hoces del Duratón por un lado y al valle de Riaza por otro.
Cercedilla es uno de los pueblos más importantes de la Sierra de Guadarrama, al noroeste de Madrid. De gran tradición, aún conserva restos de la antigua calzada romana que unía en la antiguedad Segovia con Titulcia. Es parte del itinerario del Camino de Santiago madrileño y su presencia fué importante en el desarrollo de la Guerra Civil. Fernando III, incluyó a Cercedilla dentro del Real de Manzanares y la ciudad comenzó a tener notoriedad. Esta celebridad ha ido creciendo a lo largo de los siglos y ha hecho grande y variada la población, hoy una de las más visitadas de la región.
Cercano a esta población encontramos el Valle de La Fuenfría, uno de los santuarios de los senderistas madrileños. Hoy en día es tan conocido que la Agencia de Medio Ambiente se encarga de mantener todas sus sendas perfectamente señalizadas y transitables durante todo el año.
Sobra decir que por su situación, la época más aconsejable para disfrutar de su belleza es el invierno. Estas son algunas de las rutas más conocidas:
- La Calzada Romana
- Pico de Majalasna
- Los Miradores
- La Calle Alta
- Camino Puricelli
- Por el GR-10
- El Camino Schmid
Aquí tenéis un mapa de todas estas rutas.
RUTAS DISPONIBLES:
Ruta 1

Este pueblo madrileño a 90km de la ciudad, que colinda con Guadalajara y está enmarcado en la Sierra del Rincón, es uno de los pueblos más característicos de la capital para el senderismo. Es muy apropiado para visitar en primavera, pero especialmente en otoño, ya que su montañoso territorio está cubierto por una extensa vegentación de caducifolios y coníferas, que en esa estación del año proporcionan al paisaje unos colores muy característicos.

